Nuestra Mascota tortumijas nos recuerda que queda poco para...

                                           DÍA DE LA LECTURA EN ANDALUCÍA

16 DE DICIEMBRE. DÍA DE LA LECTURA EN ANDALUCÍA
Me sería muy fácil hacer un apasionado elogio de la lectura. Contar y cantar sus maravillas. Caí bajo su hechizo cuando era adolescente, y aún continúo gozosamente sometido a su influjo. Pero no voy a hacer una alocución para los convencidos. No voy a animar a la lectura a los que ya son lectores. No me dirijo a alumnos, ni a padres, ni a docentes, sino a los ciudadanos andaluces. Hoy me gustaría convocarles a una gran movilización en favor de la lectura. Y hacerlo seriamente, dramáticamente incluso, porque leer no es un lujo ni una satisfacción privada. Es ante todo, una necesidad social, de la que va depender la calidad de nuestra vida y de nuestra convivencia. Ya sé que vivimos en tiempos de nuevas tecnologías, que ponen al mundo entero al alcance de un click. Pero esas maravillosas posibilidades resultarán inútiles si no sabemos aprovecharla (...).
José Antonio Marina
La iniciativa partió el 24 de mayo de 2005, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía a instancias del Pacto Andaluz por el libro declaró el 16 de diciembre: Día de la Lectura en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Andalucía(BOJA núm. 236 de 2 de diciembre de 2005).
La elección del 16 de diciembre era algo natural pues se trata de conmemorar el nacimiento del poeta andaluz Rafael Alberti y la reunión que durante los días 16 y 17 de diciembre de 1926 mantuvieron en Sevilla los escritores Federico García Lorca, Rafael Alberti, José Bergamín, Juan Chabas, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Jorge Guillén y Luís Cernuda para clausurar el homenaje al poeta cordobés Luís de Góngora. Este grupo de poetas se conocería posteriormente como la Generación del 27.                     

                                                                                                   


Estaba el señor don Libro
sentadito en su sillón,
con un ojo pasaba la hoja
con el otro ve televisión.

Estaba el señor don Libro
aburrido en su sillón,
esperando a que viniera... (a leerle)
algún pequeño lector.

Don Libro era un tío sabio,
que sabía de luna y de sol,
que sabía de tierras y mares,
de historias y aves,
de peces de todo color.

Estaba el señor don Libro,
tiritando de frío en su sillón,
vino un niño, lo cogió en sus manos
y el libro entró en calor.

               Gloria Fuertes